Fuente: National Geographic

Las múltiples descripciones del Hades por autores antiguos y modernos permiten representar el desolador paisaje del infierno de los griegos, repleto de lugares horrendos. Tras entrar por cualquiera de las bocas del infierno existentes, el difunto se dirigía a la orilla del Estige, el río que rodea el inframundo y que cruzaba a bordo de la barca de Caronte. En la otra ribera, el alma se encontraba con el guardián Cerbero y con los tres jueces del inframundo.
Los autores explican que en su penar por el Hades las almas encuentran tres ríos: el Aqueronte o río de la aflicción, el Flegetonte o río ardiente y el Cocito, el río de los lamentos. Las almas de los justos van a parar a lugares felices como los Campos Elíseos o las Islas de los Bienaventurados. Los iniciados en los misterios, que a veces se hacían enterrar con instrucciones para emprender su viaje, se aseguraban la llegada sin problemas a los Campos Elíseos invocando el poderoso nombre de Deméter, Orfeo o Dioniso. Por último estaba el Tártaro, lugar de tormento eterno donde iban a parar los condenados.
Era costumbre colocar en la boca del difunto una moneda para pagar el viaje a Caronte. Si el alma no disponía de moneda, se veía obligada a vagar durante cien años por las orillas del Estige hasta que el barquero accedía a llevarla gratis. Los tres grandes jueces del inframundo son: Minos, Radamantis y Éaco.
Me parece un tema muy interesante, además de un contenido bastante dinámico. ¡Seguid así!
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